martes, 14 de abril de 2015

Fragmento de un desahogo existencial.

(...) Cuál será el fin de todo esto, hasta dónde somos capaces de llegar, en qué momento la inteligencia se volvió un defecto capaz de destruirnos poco a poco. La distopía se hizo real y pareciera jamás terminar ya que es más fuerte que cualquier ideal y movimiento, es más fuerte que cualquier gravedad en el universo. Quién diría que seres tan mortales serían capaces de ser tan fuertes a la hora de la destrucción masiva de almas y pureza. Y es que no se trata de ir en busca del ser perfecto sino de que no somos capaces de darnos cuenta de nuestros defectos, a los cuales nos arraigamos fuertemente como si fuera lo más natura. Es triste, es curioso y a la vez, es irónicamente alentador. (...)

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